Montaña, misterio y magia

El público volvió a copar los espacios del Celarg en la segunda noche de exhibición de cortos en competencia del Chorts 2010. Los organizadores de Bajo la manga entregaron tickets por orden de llegada, uno por persona, para evitar inconvenientes en la cola, aunque volvió a quedar gente por fuera, una señal de que hay público para exhibir cortometrajes venezolanos. Insistimos en que el próximo festival pudiera realizarse con apoyo de Cines Unidos, Cinex o el circuito Gran Cine.

En la proyección de anoche tomaron la pantalla historias con el frío y la soledad de las montañas merideñas, la incomunicación de los ascensores o vagones del metro, el misterio y la magia de objetos que parecen cobrar vida propia para asustar o divertirse.

La casa del abuelo de Mariela Cardozo, una estudiante de cine de Mérida, abrió la muestra. Marcos es un niño que trata de alegrar a su abuelo, triste por la pérdida de su esposa. Las cándidas travesuras del pequeño buscan hacer creer al viejo que la abuela los sigue acompañando. Marcos regresará a su hogar creyendo que su abuelo está solo, pero sus ojos observarán sorprendido como nada parece haber cambiado.

PB de Pedro Blanco-Uribe narra el viaje en un ascensor desde el piso 70 hasta la Planta Baja de un edificio. Un yuppie elegante, una joven atractiva, un policía malhumorado y un mensajero bullanguero. Todos vestidos de azul y todos receptores de un mismo mensaje, entregado por distintas vías, "el asesino es el de azul". Una historia que termina a ritmo de salsa y con pistolas apuntando a todas las direcciones.

Soja, dirigido por Gabriel La Cruz, muestra a una mujer embarazada –que vive en un lugar solitario de las montañas merideñas– huyendo de un marido borracho por un tortuoso camino que recorre a pie. Ella va acompañada de sus dos hijos, niños que mastican chimó, juegan entre ellos y cuestionan a su madre por repetir el ritual de huir con una pesada valija para regresar a la casa. Una historia que sugiere, muestra y relata el sacrificio de una mujer cansada de ser incomprendida y maltratada.

En Tuya, de Iván Mazza, un joven es sorprendido en un autobús por un extraño pasajero que le entrega una caja. El objeto entrará en su cotidianidad sin que pueda deshacerse de él. Asustado, confundido y en secreto tratará de resolver el problema, pero no tendrá otra opción que rendirse ante los poderes de una caja que quizás lo acompañará para siempre. La imagen que acompaña este texto es el afiche de ese corto protagonizado por Albi de Abreu.

El último vagón es un corto animado de José Antonio Varela y Alberto Gómez que narra cómo extrañas desapariciones que ocurren en el Metro de Caracas son desechadas por la policía e investigadas por un departamento secreto de la empresa. Varela, que es el actual presidente de la Villa del Cine, aclaró que la historia tiene más de diez años y no tiene nada que ver con la realidad.

El último corto en competencia en exhibirse fue I Wanna Shine, un animado de Prakriti Maduro en el que los equipos técnicos de un departamento de cine toman vida cuando están a solas. Lo hacen para divertirse filmando una película, trabajando en equipo y escondiéndose cuando presienten la llegada de un humano.

De estos seis cortos que se exhibieron anoche, creo que Soja pudiera llevarse el reconocimiento del público. Mi voto fue para esa obra.